Hace unos días conocí a un francés que vino a Venezuela a hacer labor humanitaria, exigida en los colegios como condición para graduarte. De cómo la aproveches depende que te haga mucho bien o no.
En una pequeña conversación que tuve con él me llamó la atención su forma de pensar. El tiempo de la conversación fue prolongada ya que las palabras de este joven reflejaban perfectamente lo que es nuestro país.
Esa persona que vino de Francia a preocuparse por los demás en Petare, me hizo reflexionar. ¿Qué interés tenía en venir desde Francia a un lugar como éste? ¿Por qué Venezuela? ¿Se habrá equivocado de avión? ¿Qué pensará que hay en este lugar?... Todo esto y más vino rápidamente a mi cabeza.
Tras unos pensativos minutos decidí romper el silencio ocasionado por mis pensamientos con una pregunta sencilla y comprensible para un francés que habla poco nuestro idioma: ¿Qué es lo que más te ha gustado de Venezuela?
Él me contestó de inmediato: “El barrio”. Yo por dentro me dije a lo criollo: ¿Qué le pasa a este pana? Dejé que siguiera hablando: “Es que en Venezuela hay muchos contrastes”. Esa palabra que para muchos podría ser la frase del día, para mí, también lo fue.
Cuando llegué a casa fui directamente al diccionario para constatar si alguno de los dos se había equivocado. Para enterarme bien de lo que me quiso decir con los “contrastes”. Estaba en lo cierto, "diferencia notable que existe entre personas"… Dio en el clavo al describir a Venezuela.
Así que decidí escribir estas líneas, para dejar constancia de su aguda observación. En este tópico hemos de profundizar, si queremos conocer nuestro país. ¿Es que acaso no estaré yo contribuyendo con mi indiferencia a que estos contrastes se incrementen? ¿Es justo que sufran esas personas que tienen los mismos deberes y derechos que yo?
¿Es que no nos damos cuenta de que este problema surge cuando vivimos en una zona, estado, o lugar privilegiado, sin pensar que podríamos haber formado parte de los otros?
Me parece impostergable la solución a este problema. Vivimos inmersos en una realidad que no palpamos. Tuvo que venir alguien de otro país, de otro continente, para llamarnos a la reflexión. Apenas llegó, en un primer momento, se dio cuenta de una situación que a nosotros nos parecía normal.
Juan Miguel Andrade
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