El
cine, como todas las artes que componen la cultura, ha ido poco a poco
perdiendo su sentido humano. Quizás es sólo una obligación que impone el
tiempo; quizás es sólo una necesidad que pide el público, lo que hace que aquel
“arte” suponga un éxito meramente comercial.
Entonces
podemos decir que el arte se amolda a los caprichos de las distintas
épocas. Y así como una generación era capaz de entretenerse con los
clásicos, con lo trascendental, nosotros nos hemos podido entretener con
películas mediocres, donde un disparo y una mujer bonita son
suficiente motivo para quedar idiotizados frente a la pantalla.
Sin
embargo, es más que lógico justificar lo que digo; hacer una muestra factible
de cómo el mal cine se ha apoderado de todas las salas… ¡Sobre todo de
ellas!... Y cómo le hemos dado importancia a películas de moda o comerciales que
a las pocas semanas dejan de ser recordadas, hasta tal punto de no poder
distinguir una buena de una mala película. Y así también, valga la
contradicción, cómo hemos tenido en nuestras manos obras magistrales ¡Buen
cine! Pero que sin duda hemos despreciado en su mayoría.
El
ejemplo perfecto del buen cine moderno ha sido llevado a la pantalla el año
pasado con directores como Tate Taylor, Michel Hazanavicius y Martin
Scorsesse. El primero de ellos con The Help, dando a conocer
una excelente actuación; el segundo con The Artist, mostrando
el verdadero arte del cine. Y por último, no menos
importante: el fabuloso Hugo. Siendo este film, más que un homenaje
al cine y a la literatura (a la cultura), un homenaje a lo humano, una
representación amplia del significado de la vida, una
demostración exacta de un clásico moderno, de una obra que
trasciende, que no se queda en el mero entretenimiento sino que va más allá.
Moderno, pues sabe usar los medios que proporciona el avance del cine de la
manera ideal, permitiendo que la historia sea el fin y que
estos medios sean tan sólo medios.
Y
así como existen obras extraordinarias también hay obras realmente malas, que
muchas veces no logramos distinguir de las primeras. Hablaré algo sobre las
películas de superhéroes, que son las que al parecer gustan más al público,
pues proporcionan disparos y mujeres bonitas… Lo que cualquier
espectador novato busca en la pantalla.
La
única película de héroes que se ha logrado salir del concepto infantil y
puramente comercial de superhéroes, ha sido (quizás porque es la única buena
que he visto) El caballero de la noche. Una película, (que además
de tener lo que tiene cualquiera de este tipo de films), que logra
ser intrigante, humana, con buenas actuaciones, ¡bien hecha! En cambio, a
diferencia de Batman, encontramos también las malas películas: La linterna
verde, El avispón verde, Soy el número 4… Y, sin duda alguna, aunque sé que
enfurecerá a algunos: la última película de Spider Man.
Veamos
por qué esta película se puede considerar como mala…
Quien
ha visto suficientes clásicos comprenderá qué es lo que hace buena a una
película. Primero se necesita, claro está, un buen guión. Luego se buscan los
actores, y de ahí en adelante todo dependerá del director, de las actuaciones,
y de los otros factores que supone hacer una película.
Si
quieren ejemplos de buenos guiones que han sido representados con excelentes
actuaciones, aquí les doy algunos: ¡Qué bello es vivir!, El Juicio de
Núremberg, Sunset Boulevard, Testigo de Cargo, All About Eve, Casablanca, I
confess, La Ventana Indiscreta, Lo que el viento se llevó, Qué pasó con Baby
Jane, etc., etc… películas que con historias al parecer tan aburridas,
tan sencillas y de bajo presupuesto (aunque no todas las nombradas), han sido
puestas en pantalla con completa maestría.
¿Y
a qué quiero llegar con tantos ejemplos? Pues a poder justificar con otras
películas el hecho de que el guión del último Spider Man es realmente malo (por
no decir otra cosa). Y quizás es esto lo que haga que las actuaciones del
reparto sean tan débiles (no así como la primera de la saga pasada, con Tobby
Maguire y Kirsten Dunst). Asimismo, y no exactamente por culpa del guión, no hay
ninguna fusión entre Emma Stone y Andrew Garfield… ¡Sí! La
historia de esta película es más estrecha al comic, pero la anterior tenía, sin
duda alguna, mejores actuaciones y una mejor adaptación de la historia. Pues
una cosa muy distinta es contar un buen cuento que contar bien un cuento.
Luego
tenemos las innumerables películas de miedo. Todas parecen competir por un
Oscar caduco. O películas realmente RIDÍCULAS, y
se puede decir con suficiente franqueza, como El último día de la
humanidad. Hay otras que por simple contenido son malas, ya que
no transmiten absolutamente nada y que para colmo degradan nuestra naturaleza
humana. La Naranja Mecánica (Éste es un ejemplo perfecto de
cómo los medios se imponen al fin; siendo una
película simplemente estética en el empleo de los medios, pero
nada trascendental sino mas bien degradante en el contenido), por ejemplo, o
Crepúsculo… sin comentar mucho acerca de lo que puede ser el libro: una de las
basuras más caras que proporciona la moda literaria, que la tomas, la lanzas y
luego no vuelves a leer más nunca en tu vida… O al menos espero que el ingenio
de lectoras adolescentes dé para más…
Y
así como el mal arte nos roba el dinero y nuestro valioso tiempo, logra
aportarnos… ¡NADA!, pues le quita toda posible humanidad que
atente contra el entretenimiento idiotizado de senos y pistolitas. Porque son películas dirigidas a un público tan
sólo capaz de divertirse con eso… y, al parecer, el común de los espectadores,
actualmente, hemos respondido ante tales requerimientos vergonzosos, ante aquel
nivel tan bajo. Nos hemos convertido en un público incapaz de
apreciar al verdadero Séptimo Arte que, más allá de
poder rebajarse a un arma letal contra nuestra propia naturaleza, puede
engrandecer lo más digno del hombre, hasta tal punto de cambiar vidas; de
ascender el sentido humano a través de la verdadera
belleza.
A.F.
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