lunes, 11 de mayo de 2015

Izquierda o derecha… un dilema ¿de idiotas?


Alguna vez leí de un pensador venezolano, no recuerdo si de Uslar o Caballero, que ser de derecha o de izquierda es otro de los motivos que ha creado el hombre para ser estúpido… Si bien me equivoco, y eso no lo dijo ni Uslar ni Caballero, entonces diré que me llevo el peso de expresarlo yo, e intentaré que lo confirmen ustedes mismos. 

Hace dos días asistí a un debate de ideas organizado por la Fundación CEDICE, en el que tuve el privilegio de escuchar a varios pensadores y expertos en economía, política, etc… que se inclinaban hacia las ideas liberales. Muchos de ellos hablaron con claridad, pero su pensamiento carecía de algo que pocos nombraron: lo que le falta al modelo liberal. 

Para Mario Vargas Llosa el modelo socialista ha comprendido que sin la libertad y el libre mercado la sociedad fracasa, pero lo que aún me pregunto es si el modelo liberal ha comprendido que, sin algunas certezas del socialismo, el liberalismo también resulta un fracaso humano. 

Es un hecho, para socialistas y liberales, que el hombre es un ser libre, y como ser libre se desarrolla como persona, y esa persona se desarrolla en sociedad. Birgit Lamm expresó, sensatamente, que las ideas liberales debían ser responsables, y entender “cómo valorar la libertad de manera popular” pues asegura que la libertad “es un estilo de vida muy personal, que da la oportunidad de llevar tu vida y contribuir a tu comunidad” 

Por otro lado, el Premio Nobel de Literatura sostuvo, por ejemplo, que la solución al narcotráfico era legalizar las drogas, ya que con eso se acabaría la corrupción y la gente podría escoger con su voluntad... “Si un adulto quiere consumir, que lo haga. Está en su libertad” 

Aquí difiero completamente del pensador… si ya se ha demostrado el mal que puede causar a la convivencia un ciudadano bajo los efectos de la droga ¿cómo legalizar algo que atenta contra la libertad del otro?... Si se crea un Estado de Derecho justamente para marcar los límites de nuestra libertad, para que haya respeto entre unos y otros ¿cómo favorecer y estar de acuerdo con una medida que puede afectar este orden? ¿Cómo promover, por ejemplo, que los criminales sigan robando y matando bajo los efectos de la droga?... Es un drogadicto... ¿será prudente (decisión del Gobierno) ponérsela en las manos?...

Los asuntos sociales no son sólo cuestión del individuo y de su voluntad. La legalización de este consumo trae conductas inadecuadas y con ello consecuencias sociales; entonces, por ser el individuo un ser social, tiene que tomar en cuenta sus limitaciones como tal.

Según esta premisa liberal “que cada quien escoja lo que le dicta su voluntad”, no debería existir un estado de derecho, lo que las leyes buscan en una sociedad: orientar a tomar las decisiones colectivas que lleven al bien de la comunidad, que establecen un orden moral y, por qué no, buscan una sociedad más libre. Dejar que los ciudadanos hagan lo que quieran (lo que les parece que está bien) sin establecer límites para favorecer el bienestar social, trae como resultado el quiebre de ese orden. 

Podemos decir a favor del liberalismo que el hombre tiene dos facultades, la voluntad y la inteligencia. Esas facultades son infinitas, y el modelo liberal permitirá (al parecer) que uno las desarrolle al máximo desde su individualidad. Por otro lado, tenemos al socialismo, que tapará el camino para el desarrollo personal a fin de rebajarte a lo mediocridad colectiva. 

Podemos decir a favor del socialismo que el hombre tiene una dimensión social, que cuando el hombre hace las cosas no sólo para su desarrollo personal sino también para el de las demás personas, es que la vida adquiere sentido. En cambio, cuando el hombre olvida que es un ser social y se encierra en el desarrollo de sus potencialidades y en la esclavitud de su ínfimo resultado material (pues no hay progreso humano), la vida no tiene ningún sentido… Es más fácil suicidarse (como sucede en las aclamadas sociedades de los pensadores liberales, como Suiza y Suecia, que tiene la tasa más alta de suicidio).

Los hombres que viven en un modelo liberal pierden la esperanza de progreso porque ven que todo está realizado a su alrededor. Como saben que la perfección máxima es inalcanzable, como no han buscado en los demás sino sólo en sí mismos, expresan ese intento de perfección en las cosas materiales, y cuando ya tienen todo… la vida se hace insoportable. Y creo que para los hombres que viven en un modelo socialista ocurre lo contrario, y es que dicen no olvidar lo que olvida el liberalismo: el otro, la convivencia... Pero, la realidad, es que sí se olvida de éste de manera fatal, cerrando las oportunidades del progreso personal que trae como consecuencia la sumisión a una humanidad degradada, destinada a no desarrollar sus potencialidades individuales.

Por eso unos dicen, y yo diré con ellos, que cuando se trata de extremos, en este tema, se trata de idioteces, porque ambos modelos toman media verdad como si fuera la verdad absoluta, convirtiéndola en un rotundo fracaso… Sin saber que esas verdades son partes, inseparables, de una sola: el hombre tiene la necesidad de progresar como persona, no sólo desde el punto de vista individual sino también desde su calidad de ser social.


Gabriel Capriles. 

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