Querida joven:
Me he
enterado de tu decisión. Créeme que, a pesar de todo entiendo lo que sientes,
pero quiero que leas esto antes de hacer cualquier cosa. Olvida esa cultura que
lamentablemente se encuentra arraigada en nuestra sociedad y detente a valorar
las
cosas...
Me dices
que eres joven, que te falta mucho por vivir y comprendo que, a tu corta edad,
sueles confundir las emociones, las pasiones y los sentimientos; pero tienes
que aprender a tener más control de ti. También sé que sueles confundir el amor
con la entrega sexual, pero ¡ánimo!, ciertamente, el sexo tiene como fin
intrínseco el amor y está conjuntamente unido con la reproducción. Pero ¿qué es
el amor?, Te echas al olvido sin pensarlo… es un acto voluntario en el cual
buscamos la posesión de un bien. Debes buscar el verdadero amor, ya
que el hombre sin ello no es nada, y es que aún inconscientemente siempre buscamos
el bien pero no sólo el nuestro, sino también el bien del amado. Luego la
entrega sexual debe ser la donación de la persona entera, y es que el cuerpo no
es algo que se posee como una cosa, es algo que te constituye como el ser que
eres. Tienes una vida por delante, ¡Valórate!
No te dejes
influenciar por los que te dicen que abortes; entiende que debes identificar y
dirigir tus propios sentimientos. Me has dicho que es tu voluntad y que no
estás influenciada por nadie; pero piensa bien: esta decisión no es buena ni
para ti ni para la criatura; aún si fuese voluntario no pienses solo en ti,
detente a razonar el acto con sus consideraciones morales: ¿Para qué quieres
abortar? ¿Para ser libre y luego esclava de tu conciencia? ¿Qué quieres matar?
¿A tu hijo? Solo porque te ves rodeada de una sociedad que te lo exige casi
como si fuera una obligación… Abraza a tu hijo, no le tengas miedo a la vida,
date a él, ámalo. Te quedas confundida cuando te digo que ames, y es que el
amor es la única fuerza que puede transformar el universo, y tú lo puedes
cambiar. Lamentablemente te amas sólo a ti. Fíjate que existen dos elementos
indisociables dentro del amor, uno es que busques tu propia plenitud: ese veo
que lo comprendes bien; y el otro es que quieras el bien para el otro, que el
amado crezca y se desarrolle. Te invito a amar: abre tu corazón a tu hijo, solo
así comprenderás qué es el amor.
Piensa. No
te dejes llevar por los instintos, reflexiona un poco sobre lo que llevas
dentro de ti que no es una cosa o un mimo, sino un ser nuevo, una persona, no
una vida inerte. Ahora quiero que te detengas a pensar un poco sobre qué
significa ser una persona, hombre en general… Tranquila, si no lo puedes
responder; yo tampoco he podido. Sólo sé que es un ser corpóreo y lo sé porque
lo veo, pero sus operaciones tiene un principio y ese es el alma; por lo tanto,
lo que llevas dentro de ti es un ser corpóreo espiritual, igual a todo otro ser
humano que a pesar de su condición actual, y por el hecho de ser una persona,
posee la misma dignidad que toda la humanidad, que tu y que yo. ¿Te crees capaz
de violentar algo tan grande como la dignidad a ese ser cuando tú vales lo
mismo? No creo, pues es eso lo que nos hace preeminentes, bondadosos y
superiores ante otros seres.
También ama
la belleza, todos estamos llamados a ello, pero especialmente ama la belleza de
la creación. Sé que tal vez esto te redunde, pero dentro de ti llevas una vida.
¡Qué gran poder creador nos han dado! Y me dices: ¿una vida? Pues detente un
poco, no respondas aún. Esa criatura posee características preeminentes: es
capaz de moverse, crecer… imagínate su primer día en el kínder, cuando llegue
corriendo por el jardín de la escuela y te dé un abrazo. En algunos años lo
verás obtener su título de Bachiller y luego dejará una gran huella, buscará el
perfeccionamiento en el tiempo, quizás sea la persona que consiga la cura de
alguna enfermedad mortal o algún grandioso líder que haga que se respeten los
verdaderos Derechos Humanos. Quiero que traslades tus manos a tu vientre y
sientas cómo late su corazoncito, cómo mueve sus piernas dentro de ti,
imagínate cómo en algunos años realizará grandes acciones, pero siempre buscará
al ser amado, y por los momentos el único ser que amará será a ti, a su madre.
Hoy él es quien necesita de ti; pero mañana, cuando seas mayor, tú necesitarás
de él.
A esto
respondes diciendo: yo soy libre para tomar esa decisión. Entiendes que eres
libre; pero en medio del contexto cultural que va en contra de la dignidad del
hombre y que influye en ti, ¿eres libre? ¿Buscas el bien? Sólo cuando lo
busques encontrarás el amor. Entre tantas opciones crees que ésta es la
correcta… Busca la que de verdad te perfeccione. Acaso ¿eres libre para matar a
una inocente criatura? ¿Esa es tu mejor opción? Pero también eres libre para
intervenir en la vida social y política, y decir no a esta injusta práctica,
que no perfecciona a nadie, que trata de desechar lo humano de la cultura, y
solo busca borrar lo imborrable, la dignidad del hombre. Reflexiona.
Uno de los
argumentos que repites sin pensar es el de que tu hijo crecerá sin un padre a
su lado, sin una familia, primera comunidad natural humana. Pero tú puedes
hacer lo posible para cubrir esa figura paterna, en la medida de que te des a
él, que busques su bien y que ayudes a su perfección. ¿Qué no es lo común?, me
dices. Sí, pero tampoco es común que la sociedad arremeta contra la dignidad
del los seres humanos. Comprendo que quieras que tu hijo crezca dentro de una
familia, en un hogar luminoso y alegre, y que quieras constituirlo paso a paso;
pero tu hijo se adelantó, como un gran y hermoso regalo antes de Navidad. No
tengas miedo a tenerlo, ni tampoco, luego de esta experiencia, a entregarte
exclusiva y perpetuamente a un hombre, pues esa persona te amará con todo su
ser y buscará el bien tanto para el niño como para ti.
Sé que
entiendes y quieres tu bien, pero no sólo se trata de ti… ¿Qué sería si tu
madre hubiera hecho lo que quieres hacer con el bebé? Yo no tendría a quien
escribirle esta carta. Quiero que traigas a tu memoria aquellos momentos de tu
infancia, las reuniones familiares en las grandes fiestas; cuando te caíste en
el parque y tu madre corrió hacia ti dándote un beso mientras llorabas; cuando
viste nacer a tu hermana, o fuiste a aquel concierto que creías aburrido y te
quedaste pasmada ante el sonido del violín; o en tus cumpleaños cuando le pides
a tu madre que te prepare aquel pastel de chocolate que inunda de buen olor
toda la casa y que tanto te gusta por su sabor; tu graduación de Bachiller y el
abrazo de tus padres en ese momento; o cuando de pequeña tus amiguitos del
colegio iban a tu casa y revoloteaban en la sala, aquella vez cuando rompieron
el jarrón de la abuela, tu madre se enojo pero enseguida valoró más que todos
estaban bien. ¿Quién eres tú para negarle todo eso a tu niño?... Imagina el
vacío que habría en tu familia si tus padres te hubieran abortado.
Ponte en la
situación de que ya abortaste y piensa si serás feliz. Te llenarás de confusión
y sufrimiento, y experimentarás la carencia actual de lo amado, es que aunque
te quieras deshacer del niño lo amas por el simple hecho de ser su madre, por
ser parte de ti. Vuelve a pensar ¿Eres feliz? La felicidad se alcanza dándose a
los demás; y tú, ¿te darás a tu hijo? Los humanos no podemos hacer todo aquello
que nos plazca. Bien, somos libres; pero si nuestras acciones violentan la
dignidad y el ser de los demás, no estamos ejerciendo el raciocinio, por el
contrario, nos rebajamos.
Te quedas
cortada y dices con voz melancólica que tienes miedo del futuro. Créeme que
todos lo tenemos. Pero si nos entregamos a la búsqueda del bien y la verdad,
trascenderemos. ¿Vale la pena todo esto? ¿Vale la pena sufrir? ¿Vale la pena
amar y entregarse a otro? ¡Sí! Vale la pena, aprende de todas las cosas que te
ocurran, acéptalas, asúmelo como propio, valora lo importante y encontrarás un
motivo para padecerlas, sólo así encontrarás el sentido del gran valor de lo
humano, y podrás dirigir tu destino hacia la felicidad, hacia la complacencia
en la obtención de bienes superiores, solo así podrás lograr la perfección
humana total, que sólo podrá ser actualizada en el amor.
¿Quieres
seguir adelante?
Con cariño,
Daniel Díaz
Vizzi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario