martes, 29 de septiembre de 2015

¿Hombre deshumano?


¿Es la ética algo distante del hombre? ¿Será acaso un “comodín” que lo ayuda en situaciones “complejas”? ¿Es la ética una gran bolsa con la que tiene que caminar en sus hombros, y de la cual va sacando “cosas” conforme le convenga? En nuestra sociedad, lamentablemente, se hace presente el clamor de una ética que excluye al hombre, reduciendo su contexto a un subjetivismo irracional. 

Según la RAE, una acepción de la palabra ética es señalada como una “parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre.” Y quizás es el punto obligaciones que produce una camisa de fuerza mental. ¿Está el hombre obligado a ser persona, a ser él mismo, a ser hombre? Quizás el problema no radica en las obligaciones, más bien en caer en la realidad, verse al espejo, en encontrarse a sí mismo, en ser humano. La persona no puede cambiar su condición, no puede cambiar su significado, reduciéndolo a ser una “cosa”.

Hace unos días me llamaba la atención, en la entrevista realizada al Papa Francisco, por la cadena Globo, el clamor por una ética humanista. Vaya realidad. Su Santidad Francisco planteaba el caso práctico de la idolatría del dinero frente al caso de personas enfermas, sin educación, de los mendigos que no ocupan las noticias de la forma que lo ocupan los 2 o 3 puntos que caigan de la bolsa.

Hoy en día es común observar modelos que se “adaptan” a las nuevas necesidades del hombre. Pero lo más común es observar sistemas que corrompen aquello que es el hombre. Una buen número de estas innovaciones progresistas, pro hombre del nuevo milenio o como se quieran llamar, reducen al hombre a ser un mero objeto. 

Me gusta plantear la idea de un muñeco porfiado para definir al hombre viviendo un humanismo deshumano; no solo por las circunstancias del muñeco, ya que para que este objeto se tambalee (se desplome y se levante) tiene que ser impulsado por alguien. El hombre de hoy es movido por distintos focos a actuar de unas determinadas formas, y si éstas están fuera de lo que engloba ser persona el hombre se tambalea como el porfiado, impidiéndole llegar a su fin último.

¿Cómo logrará el hombre llegar a la felicidad plena cuando no es el mismo? En el mundo actual se ha perdido el sentido de la pregunta filosófica de ¿Qué es el hombre? Para transformarla en ¿Qué queremos que sea el hombre? No podemos reducir la ratio del hombre, el “poder” de pensar, la necesidad de pensar, la obligación de pensar. 

¿Será que la persona de nuestra era tiene miedo a pensar? O bien ¿Será que el hombre de hoy tiene miedo a encontrarse consigo mismo, de salir de sí, de verse al “espejo”

Es común que el ser humano quiera construir un mundo mejor, moderno, actual, ¿humano? Tenemos que tener claro que si el hombre no construye un modelo ético –humano– su mundo se desploma. ¿Cuándo ocurrirá este hecho? ¿Cuando el hombre se vea en la miseria del no poder regresar atrás? O vivimos el hoy de una forma correcta o viviremos el mañana en la sumisión, fuera de ser. 

Daniel Díaz Vizzi.


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