“¿No estaría el Señor queriendo decir que el verdadero campo de la fe,
el verdadero campus fidei, no es un lugar geográfico sino que somos nosotros?
¡Sí!” Así desarrolla el Papa Francisco su discurso durante la vigilia en
Copacabana, durante la JMJ Río 2013. Nosotros somos el verdadero campo de la fe.
Nosotros somos la verdadera luz del mundo, la sal de la tierra.
Hace unos días millones de jóvenes vivimos una experiencia
impresionante, llena de alegrías y contrariedades, pero en el fondo movidos por
el amor, por la entrega a los demás, por el servicio. Me alegra estar de vuelta
en mi país, Venezuela, y poder comunicar la alegría de haber ido a Río y junto
con ella contagiar a los demás, como Francisco fue a Río a contagiarse de la
alegría de la fe de la juventud.
Pude aprender mucho sobre comunicar la fe, que no es igual que comunicar
cualquier mensaje, es transmitir una palabra viva movida por la caridad de la
fraternidad, la esperanza del mensaje y movidos por la luz de la fe. Tuve la
oportunidad de trabajar en el Media Center de Copacabana, junto al grupo de
voluntarios de la Pontificia Universita’ della Santa Croce de Roma, una
experiencia grandiosa, fuerte y enérgica, donde aprendí, gracias al trabajo y a
las pequeñas prácticas en el campo de la comunicación, que es comunicar la fe.
El trabajo no fue fácil, muchos voluntarios vivimos momentos fuertes,
pero cuando se veía la sonrisa en la cara de un peregrino ya eso era nuestra
paga, nos daba fuerza de seguir adelante. Las contrariedades climáticas fueron
un episodio clave de la Jornada, sin embargo cuando el Papa estaba con los
jóvenes salía un sol radiante, en especial en la Misa de envío; Si bien
sabíamos que era invierno, muy pocos nos llevamos ropa para pasar el frío que
pasamos; en mi caso nunca pensé comprar una bufanda a la orilla de la playa, en
especial en Copacabana, o un chocolate caliente en la vía que lleva a Ipanema.
En la comunicación, mi área de trabajo, me impresionaron las palabras
del Santo Padre, sobretodo su fuerza al hablar, prefiriendo hablar en su lengua
natal para expresarse mejor, pero sin duda puedo decir que el mejor lenguaje
del Papa Francisco son sus expresiones que comunican más allá de lo
comunicable, comunica sabiendo donde querer llegar, teniendo claro el destino
de sus palabras, a pesar de los cráteres presentes en el camino de los que
recibimos el mensaje.
Puedo decir que la JMJ salió debido a que Dios quería que saliera,
fueron muchas las contrariedades, sí, pero sus instrumentos, por más débiles
que seamos, no nos dejamos abatir a pesar de la brisa, y ahora al llegar a
nuestros hogares es preciso ser más fuertes en la lucha diaria.
Esta lucha no es un luchar por luchar; durante su almuerzo con
Cardenales y Obispos, el Santo Padre ha señalado la necesidad de la formación.
Es algo clave, en especial en la juventud. La juventud de hoy, donde me
incluyo, estamos recibiendo un mundo bastante complicado, es urgente que nos
formemos correctamente, siempre bajo la luz de la verdad, para salir del balcón
y ser los protagonistas que el Santo Padre nos ha pedido que seamos.
El controversial cambio de la vigilia y la Misa de envío es un tema en
la boca de muchos. Aparte de la visión dada por el Papa Francisco sobre este
cambio, lo veo como la necesidad de vivir una fe más amplia en medio de lo
ordinario. Al inicio todo estaba planeado en Guaratiba, algo lejos de Río de
Janeiro, sin embargo Dios ha querido cambiar los planes, que sean dentro de la
ciudad, ¡Que maravilloso mensaje! Hoy más que nunca es necesario vivir la fe
dentro de los ambientes más comunes, no podemos vivir lejos del mundo, pues es
allí donde esta nuestra misión.
Es necesario vivir una verdadera amistad en la juventud, fue el mensaje
que nos transmitió el Cardenal Cipriani, Primado de Perú, durante una tertulia,
la juventud está marcada por la necesidad de relacionarse con los demás de
crear verdaderas amistades, y es que en ese darse a los demás, mediante la
amistad, es donde en verdad nos conocemos ampliamente.
En el darse a los demás, mediante la amistad es donde podemos ponernos a
prueba para responder a una llamada específica de nuestra vocación. Hablar con
Dios, tratarlo, escucharle, enamorarse del que nos amó primero, fue la síntesis
de la tertulia que sostuvimos con Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus
Dei.
Sin duda retorno feliz a mi país. Retorno con la esperanza de luchar más
por todo, teniendo presente ese comenzar de nuevo de cada instante. Retorno con
la meta de ser un mejor comunicador y con ello contribuir a que el mensaje de
la fe llegue a más personas, y no solo llegue, que se practique, que se viva.
Luego de estos días de trabajo puedo decir, como lo dije antes de
partir, que la JMJ no es un evento, no es un viaje “de turismo religioso” como
dicen algunos, es una experiencia.
La JMJ es una experiencia que deja una gran huella, un gran compromiso.
Y es que retorno a Venezuela con el encargo dado por el Santo Padre en aquellas
palabras que nos dirigió a los voluntarios, y que no pude escuchar en vivo:
“Yo, en cambio, les pido (...) que vayan contracorriente; sí, en esto les pido
que se rebelen contra esta cultura de lo provisional, que, en el fondo, cree
que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, que no son capaces de
amar verdaderamente. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por
ustedes. Atrévanse a ir contracorriente”.
Es preciso luchar, más a la llegada a nuestros países, para que las
palabras del Papa en la JMJ sea fermento de nuestras vidas y no espumas que se
esfuman con las olas de la playa, allí radica la esperanza de esta Jornada.
Ir contracorriente es la meta de la juventud del siglo XXI, solo yendo
así construiremos un futuro lleno de alegrías y de paz, de la mano de nuestra
madre de Aparecida, ante la cual el Papa Francisco nos encomendó, podremos
fiarnos de una mano que nos levantará en el camino.
Río de Janeiro. Julio 2013
Daniel Díaz-Vizzi
No hay comentarios:
Publicar un comentario