Muchas veces los seres humanos nos consideramos vulnerables ante
nuestros propios argumentos, y es allí cuando utilizamos como el mejor recurso
ser el protagonista de cada una de las acciones del contexto de nuestra
oración.
A veces, con tal de aparecer o alabarnos, nosotros mismos hacemos
cualquier cosa para que lo que enmarque de principio a fin la acción o el
comentario de la misma sea un gran 'YO'.
Un 'YO' que en ocasiones es tan necesario, pero que nos hace difícil
entender que la grandeza del mismo está en no pronunciarlo, sino en escucharlo.
Escuchar cómo la acción que llevaste, o coadyuvaste a llevar a cabo, está
siendo reconocida por sí misma y no por el simple hecho de que uno se encuentra
en ella.
Es fácil ser o hacerse el protagonista, pero es tan difícil, a veces,
reconocer al otro, o al menos aceptar que la acción no es sólo tuya sino de un
equipo, que hay miles que pueden hacerlo igual o mejor que tú y que lo que
menos esperan es salir a comentarlo o llevarse el título de protagonistas. Con
esto simplemente quiero poner en contexto la situación actual del país, la
cual, desde mi perspectiva, se encuentra cada vez más crítica.
Esta situación empeora cada vez más con la eterna lucha por el
protagonismo. Protagonismo nacional o internacional, por parte de los
representantes políticos de este país que, considero, se encuentran en la punta
de un abismo al cual todos parecen agarrarse de las manos y estar preparados
para, con un simple “puntapié”, echarnos a rodar abismo abajo.
Perspectiva que analizo luego de escuchar a muchas personas -que así lo
eviten- le es imposible no tocar como tema la situación del país en cada
almuerzo, cena o simple conversación que tengan en familia. Perspectiva que
queda clara al ver que los sectores económicos, sociales y políticos del país
son un caos y viven en una batalla campal por tener el gran título del “YO”,
pero en el listado de “Quién está peor”. Perspectiva que toma auge al ver cómo
Venezuela a diario es noticia y que no hay nada en los titulares que nos
enorgullezca ni haga ver ante el mundo lo humano que somos, o nuestra
incansable búsqueda de un bien común para conseguir una Mejor Venezuela, sino
que ante el mismo, quedamos desnudos con una marcada mancha de sangre titulada
con escasez, crisis e inseguridad.
Es triste el ver como nuestro país se vuelve protagonista y se reviste
con el tan criticado 'YO' ante el mundo, solo para demostrar lo mal que
estamos, y lo más triste es ver cómo tenemos dos representaciones que sólo
juegan a ver quién tiene la razón y no trabajan en buscar la solución.
Venezuela es un país que el único 'YO' del cual quiere ser protagonista,
es el de la producción, el desarrollo, la paz, el bienestar y el progreso. No
un 'Yo' paupérrimo donde estamos tan mal que aprovechamos de darnos cuenta que
existe una comunidad internacional que parece no importarle cuán grave sea
nuestra crisis mientras sigamos vendiéndoles petróleo y haciendo el ridículo
para distracción de muchos. Donde al parecer solo esta crisis le hace ruido a
millones de cuentas en Twitter, a Fernando del Rincón y otros periodistas de
medios nacionales e internacionales, y que son los únicos -al igual que
millones de venezolanos- en darse cuenta del tamaño de nuestro mal y la
desgracia que día tras día nos acecha.
Es triste que tengamos miles de 'YO' queriendo estar en primera plana
cuando los que necesitan que les presten atención son jóvenes que tras
protestar o estar en una carpa haciendo uso de un derecho -ahora penalizado por
la blasfémica y partidista Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia-, se encuentren en Yare, Uribana, El Rodeo, el INOF o en una Audiencia
Preliminar en el tan corrompido y delincuente Palacio de Justicia.
Es hora de que el país entero y su dirigencia pongan su tan “importante”
protagonismo a un lado y se enfoquen en lo que es necesario: aquello que ayuda
a retribuirle la dignidad humana perdida en los venezolanos. O es que, ¿sólo
fuimos solidarios durando dos meses? O, ¿la nueva etapa de la protesta es no decir
nada y aguantar palo con una venda en los ojos y una cadena en la boca?, o
sencillamente todos los estudiantes presos, los exiliados y presos políticos
–todos olvidados en los tan miserables discursos por parte de nuestra
protagonista representación- dieron una lucha que fue en vano y sirvió de
plataforma para su tan absurdo “YoÍsmo”.
Dejemos el 'YO' a un lado y salgamos a reconquistar nuestra tan
quebrantada República.
Jilmir Valera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario