martes, 29 de septiembre de 2015

Quo Vadis? Una historia admirable

Tras unos meses de leer la gran novela de Henryk Sienkiewickz siento aún el deber de escribir lo que fue para mí el mejor libro leído en lo que va de mi corta vida.

Con el período de tiempo trascurrido no seré capaz de dar a conocer detalles específicos ni elementos cruciales de la obra literaria, sino destacar ciertos aspectos y valorar, según mi criterio, la gran capacidad narrativa del escritor polaco.

La novela se remonta a los años 60 d.C. cuando el Emperador Nerón, hombre sin principios ni moral, dado al placer y a la mediocridad, llevaba al precipicio su mandato: con la persecución sádica de los primeros cristianos y el asesinato de varios miles en el Coliseo junto con otra tragedia muy conocida, el incendio de Roma.

Los personajes se vuelven reales para el lector, adoptan personalidades que juegan perfectamente con la historia: como el desgraciado Quilón Quilónides, el fuerte Urso, la fiel Eunice, la virtuosa Pomponia, la bella Ligia, el preciado Aulo, la misteriosa Actea o la terrible Popea.

Se aprecia también la presencia de personajes históricos de gran importancia, como el ejemplar Séneca, estoico de creencia y lleno de virtudes; el gran esteta Petronio, del que hablaré luego, entre muchos otros.

Las escenas que el escritor narra en la novela son plasmadas a la perfección, son muy detalladas, sin irse a la exageración, busca la visión perfecta de lo que él pudo concebir de estos hechos históricos.

Escenas impactantes que arrebatan nuestra imaginación: las escenas de las muertes cristianas, la gran hazaña del esclavo Urso al detener un toro, la muerte humilde del doctor Glauco, los banales festines y el degenerado derroche de la nobleza romana, el impresionante incendio de la ciudad para inspirar los inútiles y despreciables versos del ridículo Emperador.

Pero estas narraciones no vendrán a ser la base de tan brillante novela; son tan sólo el contexto y la ambientación del motivo principal, la trágica historia de amor entre Ligia y Marco Vinicio. Ella es una mujer cristiana, adoptada por dos grandes personajes tras la pérdida en su niñez de sus padres consanguíneos, reyes bárbaros. Su belleza y virtud eran motivo de admiración, pero no cualquier hombre sería digno de conquistarla. Él pertenece a otro plano completamente distinto, la vida desenfrenada de la nobleza romana. Era un soldado politeísta, no creía prácticamente en nada: sólo en el absurdo derecho de obtener lo que quisiese. Así también lo creía su tío Petronio, el esteta por excelencia de Roma, árbitro de la elegancia, uno de los consejeros principales de Nerón, de quien despreciaba en versos absurdos mal entonados tanto como aborrecía la fealdad. 

De estos dos personajes surgirá una triste tragedia que al final se convertirá en una historia de amor con contenido, con un fondo histórico muy bien generado y con la idealización exacta de los personajes, clave para obtener tan buena historia.

No caben palabras en varias hojas para describir la excelencia de esta historia y su narrativa, una novela que sin duda alguna vale la pena leer.


Gabriel Capriles

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