Tras unos meses de leer la gran novela de Henryk Sienkiewickz siento aún el deber de escribir lo que fue para mí el mejor libro leído en lo que va de mi corta vida.
Con el período de tiempo trascurrido no seré capaz de dar a
conocer detalles específicos ni elementos cruciales de la obra literaria, sino
destacar ciertos aspectos y valorar, según mi criterio, la gran capacidad
narrativa del escritor polaco.
La novela se remonta a los años 60 d.C. cuando el Emperador
Nerón, hombre sin principios ni moral, dado al placer y a la mediocridad,
llevaba al precipicio su mandato: con la persecución sádica de los primeros
cristianos y el asesinato de varios miles en el Coliseo junto con otra tragedia
muy conocida, el incendio de Roma.
Los personajes se vuelven reales para el lector, adoptan
personalidades que juegan perfectamente con la historia: como el desgraciado
Quilón Quilónides, el fuerte Urso, la fiel Eunice, la virtuosa Pomponia, la
bella Ligia, el preciado Aulo, la misteriosa Actea o la terrible Popea.
Se aprecia también la presencia de personajes históricos de
gran importancia, como el ejemplar Séneca, estoico de creencia y lleno de
virtudes; el gran esteta Petronio, del que hablaré luego, entre muchos otros.
Las escenas que el escritor narra en la novela son
plasmadas a la perfección, son muy detalladas, sin irse a la exageración, busca
la visión perfecta de lo que él pudo concebir de estos hechos históricos.
Escenas impactantes que arrebatan nuestra imaginación: las
escenas de las muertes cristianas, la gran hazaña del esclavo Urso al detener
un toro, la muerte humilde del doctor Glauco, los banales festines y el
degenerado derroche de la nobleza romana, el impresionante incendio de la
ciudad para inspirar los inútiles y despreciables versos del ridículo
Emperador.
Pero estas narraciones no vendrán a ser la base de tan
brillante novela; son tan sólo el contexto y la ambientación del motivo
principal, la trágica historia de amor entre Ligia y Marco Vinicio. Ella es una
mujer cristiana, adoptada por dos grandes personajes tras la pérdida en su
niñez de sus padres consanguíneos, reyes bárbaros. Su belleza y virtud eran
motivo de admiración, pero no cualquier hombre sería digno de
conquistarla. Él pertenece a otro plano completamente distinto, la vida
desenfrenada de la nobleza romana. Era un soldado politeísta, no creía
prácticamente en nada: sólo en el absurdo derecho de obtener lo que quisiese.
Así también lo creía su tío Petronio, el esteta por excelencia de Roma, árbitro
de la elegancia, uno de los consejeros principales de Nerón, de quien
despreciaba en versos absurdos mal entonados tanto como aborrecía la
fealdad.
De estos dos personajes surgirá una triste tragedia que al
final se convertirá en una historia de amor con contenido, con un fondo
histórico muy bien generado y con la idealización exacta de los personajes,
clave para obtener tan buena historia.
No caben palabras en varias hojas para describir la
excelencia de esta historia y su narrativa, una novela que sin duda alguna vale
la pena leer.
Gabriel Capriles
No hay comentarios:
Publicar un comentario