martes, 29 de septiembre de 2015

El reloj marca las once y cuarenta y seis.

Piensen en lo que hicieron esta mañana, en lo que hicieron ayer, en lo que pasó hace un año. Para muchos todo parece tan cercano. Estás revisando en tus fotos viejas y consigues esa foto, en la que tu sonrisa no podía relucir por la falta de tus dos dientes delanteros, en la que tu ropa no sólo era espantosa, sino que no combinaba: zapatos amarillos, camisa azul y jeans acampanados. La foto es un espanto, pero no puedes evitar reír cuando la ves, te preguntas una y otra vez cómo es posible que hayas cambiado tanto y cómo permitías que tu madre te vistiera de esa manera.

Sigues buscando, sin saber por qué ni qué quieres encontrar. Ves una foto de tu primer día de bachillerato, vuelve la misma pregunta: “¿es posible que el ser humano sufra tantos cambios?”. Pero esta vez no es esa pregunta la que te detiene a pensar. Ves por unos segundos la foto y no puedes creer que eso haya pasado hace tanto tiempo, recuerdas todo como si fuera ayer: la emoción de usar camisa azul por primera vez, profesores nuevos todos los años, buscar un nuevo lugar donde sentarte a comer. Recuerdas todo perfectamente, hasta el día que dejaste de ser camisa azul para pasar a ser beige.

El tiempo se nos escapa de las manos. Tal vez tienes a la persona que amas a tu lado, cierras tus ojos, y, en el momento que los abres, sabes que no la recuperaras jamás. Tal vez en este momento tu mundo está bastante cerca de ser perfecto, te distraes un momento y ahora está en ruinas. Cada minuto que pasa es un minuto que jamás vas a recuperar. ¿Quieres asomarte por tu balcón y gritar cuanto la amas? Hazlo. ¿Sientes que es momento de decir toda la verdad? Dila. ¿No te gusta tu estilo de vida? Cámbialo. No dejes que el tiempo te gane esta carrera, aprovéchalo lo más que puedas. Aprecia los detalles pequeños, disfruta de la comida que más te gusta, llora todo lo que quieras.

No dejes que el tiempo que pudo haber sido muy valioso se escape de tus manos: tal vez no puedas recuperar el tiempo que perdiste, pero puedes aprovechar el que te queda.

Laura Capovilla.

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