Muestra ser una historia de niños con
profundidad de adultos, su contenido es tan complejo que durante décadas se ha
intentado descifrar por completo desde distintos puntos de vista. Se adapta a
todas las etapas de la vida y muestra un significado distinto para cada una de
ellas.
La base del relato está fundamentada en
la vida misma, busca representar las características de la humanidad en
aproximadamente ochenta páginas, nos da a conocer el significado de la vida de
manera sencilla pero a la vez compleja: sencilla, por la capacidad de adaptarse
a lectores de distintas edades y reflejar lo escrito con mucha claridad;
compleja, por el profundo contenido de cada una de sus páginas.
Las diversas escenas nos muestran la
superficialidad y la interioridad humana, el desprecio y la amistad, el bien y
el mal; representan al mundo individual de personajes que viven en sí mismos,
en su egoísmo; y, de igual manera, representa la convivencia social, la “domesticación”, la
relación de amistad entre dos seres humanos.
El Principito se marcha de su planeta,
del asteroide B-612, para aprender cosas de la vida. Es un niño dispuesto a
conocer al mundo de los demás, dispuesto a buscarle una explicación a la vida y
aprender de ella.
Desde su planeta se dirige a diversos
asteroides que vienen a ser la representación del mundo individual de cada
persona y el rechazo a la convivencia por estar encerrados en sus propios
intereses.
Primero se encuentra con un rey que lo
trata como un súbdito y sólo está dispuesto a que le sirvan y adulen. Luego se
marcha al mundo del hombre de negocios, metido en sus cálculos, desprecia la
presencia del Principito y lo ignora por querer contar su riqueza absurda, “sus
estrellas”. Por último, se encuentra con un geógrafo enloquecido dispuesto tan
sólo a que lean sus escritos, y con un farolero que sólo cumple su deber.
Tras salir de aquellos planetas
llenos de egoísmo, El Principito se marcha a la tierra, el lugar donde
encuentra la maldad y el bien; donde consigue las respuestas a las incógnitas
con las que ha cargado toda su vida en el asteroide B-612.
Al llegar a la tierra conoce a la
serpiente, representante del mal en la tierra; lo primero que le pregunta al
Principito es por qué un ser tan indefenso como él habría de venir a un lugar
tan lleno de maldad; tergiversando así, como le demostrará el piloto, la
realidad de nuestro planeta.
Cuando abandona a la serpiente se encuentra
un valle lleno de rosas, se da cuenta de que su rosa, la del asteroide,
vanidosa y hermosa, no resulta ser la única, no resulta ser un tesoro cuando El
Principito descubre que hay varias de ellas y completamente iguales.
Caminando se encuentra con el zorro, el
encuentro más conmovedor de toda la historia. El Principito lo domestica y
consigue ser su verdadero amigo, logra descubrir que la “domesticación”,
ese apreciar o querer a alguien, hace de las demás personas algo especial,
único e irremplazable; llegando a mirar lo esencial, “aquello que no es
capaz de verse con los ojos”, reconociendo en el otro su verdadero
significado y valor.
Por último, viene a darse el encuentro
más importante de la historia: el Principito con el piloto, a quien le cuenta
toda su historia. Hablando a solas en el desierto del Sahara se conocen
mutuamente y se domestican, resultan ser inseparables amigos; desconocidos y de
edades muy distintas que al ver lo esencial de cada uno en el otro crean una
amistad irremplazable que será motivo de una historia extraordinaria.
Y es justo esto, la domesticación, uno
de los temas que más resalta en la historia ya que es lo que nos enseña a
valorar las cosas y a valorar a los demás, a saber de que a pesar de que hay un
valle lleno de rosas, un planeta repleto de humanos, el domesticar al otro es
lo que lo hace único, lo que lo hace especial e irremplazable.
Gabriel Capriles
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