La controversia que
han causado con sus grandes obras literarias sigue retumbando en la actualidad.
Más de un amigo lector ha leído, como algo esencial, la obra de alguno de estos
dos grandes escritores rusos.
La literatura de
Dostoievsky representa la realidad rusa de la época desde la perspectiva
de la clase baja. Con un estilo crudo y sombrío nos da a conocer el contexto de
la época que Tolstoi mira desde otra ventana. Así es como éste, otro Grande, crea Guerra y Paz, despreciando todo aquello que
como todo "buen" conde debía desestimar al extremo. Según sus
palabras en el prólogo de la primera edición de su obra, afirma que no escribe
sobre aquellos campesinos porque su vida no es bella, porque es monótona y le
resulta aburrida. En fin, es inútil. Representa la visión despectiva de la
aristocracia hacia lo ruso.
Las dos San
Petersburgo que se contrastan entre las veladas de los salones de Anna Pavlona,
dentro de Guerra y Paz; y la situación peterburguesa en Crimen
y Castigo de las afueras de la ciudad mostrada dramáticamente por
Dostoievsky, resulta comparativamente interesante.
Al igual que se
contraponen estas dos perspectivas, se muestran los distintos panoramas
sociales de la vida en Rusia. La perspectiva aristócrata y burguesa (con
Tolstoi) y la perspectiva mísera y campesina (con Dostoievsky). La primera
muestra, con una narrativa elegante y refinada, en el desarrollo de toda la
obra de Guerra y Paz, una situación histórica que se remonta a la
época de Alejandro I y el conflicto desencadenado con Francia por las
invasiones de las tropas napoleónicas (1805-1812). Un reflejo de los
aristócratas de la época serán aquellos personajes inolvidables tales como la
grandiosa Natacha, el inteligente Pierre o la triste Marie.
El primer personaje
nombrado, protagonista de la obra de Guerra y Paz, constituye una figura
juvenil y graciosa que tras una máscara europea esconde lo ruso, las
tradiciones de su país. Así lo intuye Orlando Figes con su extraordinario
ensayo cultural sobre Rusia llamado El Baile de Natacha… Hace
referencia a aquel momento del clásico en donde, luego de un exhausto día de
caza, Natacha y su hermano Nikolái, junto con los campesinos, escuchaban
atentamente al tío que, tras tocar un instrumento ruso, estremeció el ser de
Natacha. De pronto, de aquella figura juvenil y europeizada surgió lo ruso.
Comenzó a bailar tal cual como una verdadera rusa, aquella que llevaba adentro
desde el comienzo de sus días... Tolstoi expresa a su modo la nacionalidad
rusa, el sentir de su país, tras este personaje que sin duda será uno de los
más atractivos de la novela.
Pero con Natacha
contrastamos otro personaje que en la obra de Dostoievsky se nos hace presente,
Sonia, la enamorada de Raskolnikov; no sólo enamorada de un loco sino también
entregada a la mala vida para mantener a su familia. Dentro de toda aquella visión
externa que nos da a conocer Dostoievsky en Crimen y Castigo, de
sus diversos personajes, su mérito principal lo constituye la representación
psicológica, la batalla interna que tanto le afligió a él mismo. El conflicto
entre el bien y el mal con el que lucha cada personaje. Sonia, junto con
Raskolnikov muestran la realidad de una sociedad, la miseria del pueblo ruso,
creado con una narrativa cruda pero sin duda alguna extraordinaria.
Aquella miseria que
nos da a conocer Dostoievsky supone al campesino como personaje simplemente
sentimental, se presenta sólo como una víctima. Esto se explica por la época:
en aquel momento se tenía una visión del campesinado como aquellos seres que
sólo sufrían, no como seres racionales, que pensaban. Ese es el caso de Katerin
Ivanovna, la madre de Sonia que, junto con sus otros cuatro hijos, nos muestra
lo duro que era vivir en aquellas condiciones. Será con Turgueniev, en el año
de 1852, cuando se dé a entender, con la publicación de Relatos de un
cazador, la calidad del campesino como ser pensante, no sólo como un ser
sentimental. Todo esto a través de la conexión entre la clase aristocrática y
campesina por medio de la caza: una actividad que hacía ver igual a todo ruso.
Quizás varios datos
interesantes se nos escapan de los ojos, tales como algunos paralelismos
biográficos que a simple vista no se ven. En Dostoievsky tenemos el constante
conflicto moral de la persona, pero siempre guiado a una especie de esperanza
donde el destino nos da a conocer el bien, se nos muestra misericordioso
y existe el perdón. Como se ve claramente en Crimen y Castigo con
la redención de Raskolnikov.
En este punto Tolstoi
vence a Dostoievsky, su técnica galante y su lenguaje refinado, a mi parecer,
no se compara con el de Fiedor, crudo y psicológico, que me resulta mucho más
impactante. Pero si hablamos de relación autobiográfica del escritor con su
obra Guerra y Paz, encontraremos que la mayoría de los personajes
muestran cierta cualidad del escritor… un ejemplo es la especie de escepticismo
que lleva a Pierre a diversas creencias, al igual que Tolstoi en su triste
búsqueda de la verdad. En Anna Karenina, la protagonista muere arrollada por un
tren, y Tolstoi, ya siendo un anciano, muere en una estación del tren,
dejando a su familia para buscar la verdad en un lugar alejado de la
ciudad. Entreviendo así algún extraño factor con este medio de transporte.
También el tema matrimonial del autor se muestra mucho en la crisis de
fidelidad de Anna Karenina.
Los personajes de
Nikolai y Andréi no logran compararse con la creación literaria de Raskolnikov.
Los personajes de Dostoievsky no sólo resultan magníficos desde el punto de
vista psicológico sino desde la perspectiva de las ideas, de los principios, de
la visión pobre de la época, que tanto despreciaba la generación rusa del siglo
XVIII y comienzos del XIX por su ideal de igualarse a Europa.El contexto de
Dostoievsky siempre muestra indicios de aquella San Petersburgo en decadencia,
una visión muy común para el nacionalismo que se había despertado a principios
del siglo XIX, momento en el que se sitúa la obra de Tolstoi. La interesante
narrativa de Fiedor, basada en aquel problema de tipo moral, no sólo envuelve
la historia de Crimen y Castigo sino también la de varias de sus obras: Los Hermanos
Karamazov, El Idiota, El Jugador. Varía la perspectiva realista con Noches
Blancas, haciendo de ésta una historia onírica (somnífera), que sumerge al
lector en una especie de sueño en toda la novela.
Noches Blancas resultó
ser de gran agrado, una historia con aire irreal, donde dos seres completamente
desconocidos se encuentran y empiezan a intercambiar sus tristes experiencias
de la vida y la perspectiva de cada uno con respecto al amor. Cada noche hará
del libro un sueño constante y algunos detalles fantásticos crearán un ambiente
en el cual, al sumergirnos, perderemos por completo el sentido de la realidad.
Escribir sobre la
excelencia literaria de estos dos grandes escritores me resulta imposible. La
complejidad y el profundo contenido reflejado en cada una de las páginas de sus
obras imposibilitan la explicación en pocas líneas de sobre qué se trata, con
exactitud, lo que intentaron dejarle al lector. Aún falta mucho por
aprender sobre Tolstoi, Dostoievsky y sus respectivas obras... Ya serán otros
los momentos en el que la literatura de estos grandes artistas volverán a ser
inevitablemente tratadas.
Gabriel Capriles
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