martes, 29 de septiembre de 2015

Pedro El Grande

En el año de 1697 un personaje muy particular recorría las calles de Holanda. Vestido de un común obrero cumplía el papel de aprendiz, iniciándose en la dura labor de construir los grandes veleros de madera que dominaron los mares hasta el siglo XIX. Emparentado con la realeza rusa, este joven llevaba la vida de un simple campesino, pero era de aquellos aventureros que alcanzarían grandes cosas.

Éste era nada menos que el Zar de Rusia, al que llamaban el Grande. Hijo del segundo matrimonio del Zar Alexis, quien había tenido ya dos hijos y una hija en su primer matrimonio. A la muerte de Alexis, siendo Pedro aún muy joven, es excluido del trono por sus medios-hermanos que querían ejercer el poder absoluto.

Este hecho, más allá de ser negativo, impregnó a Pedro de cierto espíritu aventurero, el que lo llevaría a recorrer las calles de Europa, conocer sus costumbres y traerlas a la oriental y anticuada Rusia Ortodoxa.

Asciende al trono ruso en 1682 en una situación conflictiva y sangrienta. De manera inesperada mueren sus dos hermanos y logra acabar con las intenciones de su hermana a ejercer el poder. Luego de esta situación lamentable Pedro decide emprender su primera hazaña militar: atacar en Azov a las tropas turcas. Obtiene la derrota, pero no se lamenta. Sigue adelante y logra, con medidas europeas de batalla, modernizar su ejército. Pero debajo de esta actitud de hierro se escondía la vida desenfrenada de vicios y violencia que ejercía como pasatiempo.

Para modernizar su nación decide viajar a Holanda en aquel año de 1697 para ser partícipe de las nuevas reformas que debía ejercer en su nación. Al volver modifica el calendario ruso; ya el año no empieza el primero de septiembre sino en enero, impone la vestimenta europea para execrar la tradicional rusa y poco a poco va modificando todo detalle de atraso oriental.

Ahora, en la década de 1700 toma la iniciativa de construir una flota marítima, pero para obtener este acceso debe atacar a los suecos. Para alcanzar la victoria deberá construir una ciudad grandiosa, la idealización de Europa según sus caprichos, la magnánima San Petersburgo. Luego de unos largos veintiún años Pedro alcanza la victoria y logra transformar la antigua y desconocida Rusia en la potencia más grandiosa del mundo entero.

Es consagrado como “Zar de Todas Las Rusias”. Su poder resulta insuperable, ni siquiera por su hijo, a quien mata en su camino ya que parece interponerse en la europeización rusa. Su ambición de poder sigue floreciendo, pero se marchita en 1725, cuando la muerte llega a sus puertas. Ahora se ha perdido al gran reformista ruso pero su obra quedará para la posteridad a pesar de las vidas que se perdieron y las desgracias e insolencias que se vivieron para alcanzarlas.


Gabriel Capriles

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