martes, 29 de septiembre de 2015

Mi Testimonio de la JMJ

Describir lo que fue la JMJ y darla a conocer en unas palabras me parece completamente imposible. Lo que se vivió en esos días son más que algunos recuerdos; son hechos, son sentimientos que se quedarán grabados para toda una vida.  Hechos que permiten afianzar tu fe y tu esperanza, al saber que no estás solo, que a pesar de un ambiente relativizado hacemos la diferencia y que somos la esperanza para muchos otros jóvenes que necesitan de nuestra ayuda y de la fe católica.
Nunca antes había ido a Madrid, nunca antes había pisado Europa; pero lo que viví en estos días, el ambiente que se respiraba, TODO, era distinto a lo que me habían hablado mis amigos. No sentí ese mal ambiente al que se refirieron al hablar de este país porque todo lo que se sentía era el espíritu de los jóvenes de la JMJ. En cada rincón de Madrid y de España alguien de este evento transmitía un buen ambiente, con su ánimo y su alegría, a pesar de las pocas horas de sueño que tuvimos por la intensidad del viaje y por dormir tirados en el piso.
Luego, al terminar la JMJ, fui a Barcelona. De vez en cuando veía algunas personas con el morral JMJ y me sentía como en Madrid, con el agradable ambiente de esos días.  Sin embargo, las cosas habían cambiado; el ambiente no era el mismo, se sentía un ambiente más hostil.  Extrañaba a Madrid como si hablara de mi hogar.
Con todo esto llegué a la conclusión que el buen ambiente que damos nosotros, los jóvenes católicos que respetamos a todos y damos a conocer la fe de Cristo con buenos modales, ánimo y alegría, traen su fruto y ejemplo a las demás personas.
Nunca había sentido un ambiente más acogedor, nunca había sentido tanta confianza con tantos extranjeros que ni hablaban mi idioma. Nunca había pensado que tantos jóvenes católicos pudieran cambiar la relativización moral de un país aunque fuera por algunos días.
Las manifestaciones anti-Papa (de las que me enteré días más tarde) ni se sintieron. Era un número tan insignificante, y su motivo era tan incoherente,  que al final lo que destacaron los medios de comunicación fueron los grandes beneficios que trajo la JMJ a España y a Europa.
Porque la JMJ no sólo aumentó los ingresos de España significativamente sino que dejó un gran ejemplo de valores a la sociedad actual que resonó en el mundo entero. Todos los españoles estaban impactados. Dos de ellos con los que hable, uno de mi edad y una señora anciana, me dijeron que nunca habían sentido tan buen ambiente en Madrid, que este evento le haría mucho bien a España.
¡Nunca antes había estado tan orgulloso de mi fe, nunca antes me había sentido tan identificado con tantos jóvenes, con tantos que conocí y con tantos que compartieron junto a mí el ambiente maravilloso de la JMJ! ¡Fue una experiencia realmente inolvidable!

Gabriel Capriles 

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