El Ciudadano Kane nos demuestra que lo peor en esta vida es morir sin
haber sido feliz; morir sin la certeza de haber sido alguien para “alguien”, el
no haber vivido para los demás sino para uno mismo; incapaz de ver
la felicidad del otro por estar encerrado en la felicidad propia. Porque el que
vive para sí mismo nunca termina experimentado la verdadera felicidad porque la
alegría sólo es capaz de encontrarse dándose a los demás; ya que nuestra
individualidad nos demuestra ser notablemente imperfecta como para ser feliz
por sí sola, ésta busca saciarse de lo que piden nuestros defectos, atándonos
de lo material, a los vicios y a la codicia.
Los bienes materiales pueden haberle dado momentos de
felicidad temporal, pero, ¿qué fue lo que nunca tuvo de verdad? ¿Qué
fue lo que le faltó para obtener una felicidad constante en la vida terrena?
Le faltó su “Rosebud”. Ese único recuerdo de amor a la hora
de su muerte que fue una simple patineta de madera
llevada al fuego por quienes recogieron sus miles de riquezas (cuadros, joyas,
etc.) porque no “valía” nada. Y resulta que para él ese pedazo de
madera (la patineta que le regaló su madre cuando era pequeño y con la que
disfrutaba jugando en la nieve) significó para él la única cosa llena de Amor y
Felicidad que él recordaría a la hora de morir.
Tras fuertes ambiciones de poder al lanzarse como candidato a gobernador
de Nueva York en los Estados Unidos; tras construir una de las mansiones más
lujosas del mundo; tras dirigir un imperio periodístico, compuesto por la
propiedad de veintiocho diarios y dieciocho revistas; y tras tener como amante
a una de las actrices norteamericanas más hermosas del momento (Marion Davis),
William Randolph Hearts murió solo y triste, descubriendo la traición y la
temporalidad de todo lo que en su vida había creído importante, recordando en
la hora de su muerte lo único que en realidad significaba algo para él, lo
único que en algún momento lo hizo una persona feliz: “Rosebud”.
La película de “El Ciudadano Kane” no sólo demuestra ser una de las
mejores cintas cinematográficas con mayor mérito en toda la historia del cine
por la innovación de técnicas cineastas que implementó y su grandioso diálogo
ganador de un premio “Oscar”, sino que también, busca ser productiva,
transmitir contenido. Da a conocer la codicia terrenal del hombre y la farsa
que ésta demuestra, nos da a conocer que la vida no es sólo dinero y placer,
que la verdadera felicidad del hombre no se halla en lo material.
Gabriel Capriles
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