martes, 29 de septiembre de 2015

¡Viva la Universidad!


Del latín Universitas.

El ataque a la Universidad ha sido el último grito de locura del régimen de Nicolás. La violación de la autonomía universitaria en casos y la insistencia en provocar miedo dentro de sus murallas por uno u otro medio, son prueba del verdadero carácter de este gobierno. Hablo del ataque a la Universidad, en singular, pues ella no es solo un conjunto de edificios donde se dan clases. Luego, lo que se percibe a simple vista como el agravio a un recinto universitario, enmascara un interés más perverso.



La palabra “universidad” proviene etimológicamente de las mismas raíces de “universo” y “universal”. Evidentemente hace referencia a lo diverso, lo diferente, lo antagónico; pero también hace referencia a la inclusión, al conjunto, a la comunión. No es un trámite para recibir un título, ni unas aulas con menos reglas que en nuestra infancia. Habrá que evaluar cuánto significa en realidad la universidad en nuestros días.

La Universidad (de nuevo en singular), cada una en su especificidad, ha sido, es, y siempre ha de ser lecho sagrado de la democracia. La pluralidad es su bandera, la creación su forma de actuar, el debate su interín y la serenidad su porte habitual. Grandes o pequeñas, con siglos de antigüedad o recién fundadas, cada universidad es manantial de ciudadanía: son los alvéolos de la República, artefactos de verdad y bien.

No confundamos entonces los hechos contra las universidades del país como acciones materiales, ni siquiera como estrategia para apaciguar la protesta; la realidad es que son la reacción contra el resguardo de lo universal en la sociedad venezolana. El régimen hasta ahora no ha podido tocar la Universidad, al menos no dentro de sus recintos, por lo tanto, se desespera con lacrimógenas. En el fondo le interesa acabar con el pensamiento crítico que necesariamente le será disidente.

Domando los espacios físicos universitarios el gobierno puede que alcance a tocar la esencia de la Universidad, por eso no podemos ser indiferentes a estas acciones. Venezuela ha perdido mucho de la mano de los enfermos de poder que ocupan cargos públicos, pero mientras la Universidad se mantenga íntegra, no habrá destrozo que valga, el país podrá respirar nuevamente.

Así, defender las universidades será lo mismo que defender la Universidad: buscar la Universidad, vivir la Universidad más allá de sus paredes y aulas; repotenciar la sociedad democrática. 

Responsabilidad primera es de los estudiantes y profesores que habitan en la institución. A pesar de lo convulsionado del momento nacional, la investigación, el debate, la creación, el respeto, son métodos para reformar al país entero. Preocupémonos, en conclusión, por mantener la Universidad en Venezuela, siendo responsables con los valores que representa.


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