A lo largo de la
historia, la izquierda política se ha enfocado en la igualdad y en la Justicia
Social como objetivos principales de sus gestiones al llegar al poder. En la
actualidad, la izquierda, en su mayoría, se ha dado cuenta de que la única
fuente probada de riqueza se encuentra en la labor privada, y han decidido
aplicar sus políticas de redistribución por medio de impuestos a las clases más
favorecidas, pero ¿está bien despojar a una persona de sus bienes en contra de
su voluntad para favorecer a otro individuo?
Imaginemos por un momento que el país es un gran edificio, y que el
estado funge el papel de una junta de condominio. Es innegable que este
edificio genera una serie de gastos comunes que deben ser costeados por cada
uno de los integrantes que habitan en este entorno, tales como el mantenimiento
de la limpieza, la revisión periódica de los ascensores, en fin, gastos que son
necesarios para la preservación de la estructura. Ahora imaginemos que la junta
de condominio empiece a hacer uso de los recursos de los propietarios para
ejecutar reparaciones en cada uno de los apartamentos, basándose en que es
justo que cada piso alcance ciertos niveles de igualdad, y para ello decide
aumentar las cuotas que deben cancelar los pisos con mayores recursos. ¿Es
justificable este accionar? ¿Los propietarios más pudientes están en la
obligación de colaborar con los gastos particulares de sus vecinos?
Veamos otro caso práctico; supongamos que usted va caminando con un
amigo por el parque y se encuentran en el camino a una persona pobre, que
necesita de la colaboración de ustedes para poder alimentarse, usted decide
darle algo de dinero pero su amigo no. ¿Estaría bien que usted decida hacer uso
de la fuerza para despojar a su amigo de su propiedad y así ayudar al mendigo?
Por supuesto que no, inclusive, si usted se reuniera con otro grupo de
compañeros, y por medio de elecciones decidieran quitarle a su amigo el dinero
para entregárselo a este individuo desfavorecido, no sería correcto.
Esto es lo que hace la socialdemocracia, que no es más que un socialismo
en donde el estado no ejerce un control directo sobre los factores de
producción, sino que despoja a los empresarios de los frutos de su trabajo para
entrégaselos a otro sector de la población que no los han ganado de una manera
correcta.
La única forma legítima de generar riqueza es por medio del trabajo y
del esfuerzo personal de cada quien, no por medio de la redistribución del
capital, que no es otra cosa que quitarle algo a un grupo para entregárselo a
otro. La solidaridad es un acto voluntario, nunca debe ser producto de la
coacción de un tercero, ya que se termina por distorsionar todo el concepto.
“Hay dos clases distintas de personas en la nación, aquellos que pagan
impuestos y aquellos que reciben y viven de los impuestos”. Thomas Paine.
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