martes, 29 de septiembre de 2015

Impuestos como Método de Redistribución de la Riqueza

A lo largo de la historia, la izquierda política se ha enfocado en la igualdad y en la Justicia Social como objetivos principales de sus gestiones al llegar al poder. En la actualidad, la izquierda, en su mayoría, se ha dado cuenta de que la única fuente probada de riqueza se encuentra en la labor privada, y han decidido aplicar sus políticas de redistribución por medio de impuestos a las clases más favorecidas, pero ¿está bien despojar a una persona de sus bienes en contra de su voluntad para favorecer a otro individuo?

Imaginemos por un momento que el país es un gran edificio, y que el estado funge el papel de una junta de condominio. Es innegable que este edificio genera una serie de gastos comunes que deben ser costeados por cada uno de los integrantes que habitan en este entorno, tales como el mantenimiento de la limpieza, la revisión periódica de los ascensores, en fin, gastos que son necesarios para la preservación de la estructura. Ahora imaginemos que la junta de condominio empiece a hacer uso de los recursos de los propietarios para ejecutar reparaciones en cada uno de los apartamentos, basándose en que es justo que cada piso alcance ciertos niveles de igualdad, y para ello decide aumentar las cuotas que deben cancelar los pisos con mayores recursos. ¿Es justificable este accionar? ¿Los propietarios más pudientes están en la obligación de colaborar con los gastos particulares de sus vecinos?

Veamos otro caso práctico; supongamos que usted va caminando con un amigo por el parque y se encuentran en el camino a una persona pobre, que necesita de la colaboración de ustedes para poder alimentarse, usted decide darle algo de dinero pero su amigo no. ¿Estaría bien que usted decida hacer uso de la fuerza para despojar a su amigo de su propiedad y así ayudar al mendigo? Por supuesto que no, inclusive, si usted se reuniera con otro grupo de compañeros, y por medio de elecciones decidieran quitarle a su amigo el dinero para entregárselo a este individuo desfavorecido, no sería correcto.

Esto es lo que hace la socialdemocracia, que no es más que un socialismo en donde el estado no ejerce un control directo sobre los factores de producción, sino que despoja a los empresarios de los frutos de su trabajo para entrégaselos a otro sector de la población que no los han ganado de una manera correcta.

La única forma legítima de generar riqueza es por medio del trabajo y del esfuerzo personal de cada quien, no por medio de la redistribución del capital, que no es otra cosa que quitarle algo a un grupo para entregárselo a otro. La solidaridad es un acto voluntario, nunca debe ser producto de la coacción de un tercero, ya que se termina por distorsionar todo el concepto.

“Hay dos clases distintas de personas en la nación, aquellos que pagan impuestos y aquellos que reciben y viven de los impuestos”. Thomas Paine.


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